sábado, 8 de diciembre de 2018

El Tarot sirve para muchos propósitos

El Tarot sirve para muchos propósitos, aunque todos ellos convergen en uno, EVOLUCIONAR, desarrollar la mente, controlar las emociones para poder gozar intensamente de ellas y poseer un cuerpo sano y adecuado a las funciones que en los distintos ciclos de la existencia haya que realizar. Más adelante, en etapas posteriores llegaremos a contactar conscientemente con nuestra verdadera naturaleza, el espíritu libre e inmortal. Parte de estos propósitos constituyen el enunciado de este libro, siendo el primero de ellos el estudio de los símbolos contenidos en los arcanos del TAROT. El Tarot es un conjunto de pinturas simbólicas, resultando el concepto de símbolo idéntico al de mensaje, puesto que a través de la imagen, el Tarot muestra un hecho, una situación o un personaje que realiza una actividad, pero esta imagen, en apariencia simple, es el factor desencadenante de una información accesoria que se recibe desde dentro, surgiendo de las profundidades del subconsciente y abriéndose paso hasta la mente consciente, para producir la comprensión intuitiva y nítida de una VERDAD. Para que esto suceda, es necesario concentrarse en las imágenes de sus arcanos durante el tiempo necesario, para que sus símbolos puedan realizar la misión de abrir las compuertas de la caja acorazada del inconsciente, donde se encuentran los valiosos tesoros de las inmutables verdades espirituales y acercarlas hasta la pantalla de nuestra comprensión consciente. De lo expuesto podemos deducir que los símbolos del Tarot son capaces de contactar las dos polaridades de la mente, la auto y la subconsciente. La mente consciente contempla o visualiza la imagen simbólica y la subconsciente la recibe y actúa en consecuencia, informando y transformando, ya que si la palabra es el lenguaje del consciente, el símbolo lo es del subconsciente. Para poder mantener la clave o llave del Tarot en la mente pueden hacerse varias cosas, la más sencilla es «mirar» la carta durante unos minutos al día con plena atención. La segunda es meditar sobre ella, es decir, imaginarla o visualizarla en su conjunto con el mayor número de detalles. Y la tercera recordarla el mayor número de veces posible (siempre que no perturbe nuestras actividades cotidianas) a lo largo del día. Como la confección de una carta del Tarot es una tarea técnica, que el arquitecto de símbolos estudia con extrema minuciosidad para que produzca los resultados apetecidos, diremos que en los dibujos de TAROT no hay nada hecho al azar y así a lo largo del libro iremos desvelando los porqués de tan rica imaginería. Este trabajo del estudio de las formas y objetivos de los símbolos no excluye en absoluto su integración y aplicación práctica (que siempre viene de dentro) de la necesidad de contemplar y meditar sobre los arcanos del Tarot. Por último insistiendo sobre el «modus operandi» de los símbolos del Tarot, diremos de ellos que aunque no se comprendan siempre actúan, ya que tienen la cualidad de revelarse, siendo como auténticas semillas de conocimiento, que en el momento oportuno producirán la cosecha más valiosa a la que el hombre puede aspirar, LA SABIDURÍA. El segundo tema a tratar respecto a las aplicaciones que pueden llevarse a cabo con el Tarot, es el de la visualización, para poder solucionar casos concretos y mejorar así nuestra forma de vivir. Visualizar es simplemente imaginar. Una persona que practica el arte de la imaginación dirigida y controlada, es alguien que primero elabora un propósito, una meta a alcanzar y después simplemente se imagina a sí mismo protagonizando la situación que le gustaría conseguir, como si de una realidad objetiva se tratase. Para poder sacarle el máximo partido es deseable hacerlo con las misma definición y sensaciones mentales que se experimentan al recordar asuntos del pasado, en el que no nos cabe ninguna duda de que así fueron las cosas. Al visualizador que crea su futuro no le cabe duda de cómo serán. El arte de la visualización es el arte de crear con la mente, ya que las imágenes mentales bien definidas poseen la cualidad de poner en movimiento grandes cantidades de energía sutil que a su vez obliga a las partículas sub-atómicas a objetivizar situaciones materiales en el tiempo y en el espacio. Basándonos en el dicho de que la naturaleza no hace saltos, podemos suponer que el milagro de la creación mental aparecerá ante nuestra vida como si de una casualidad o de un golpe de fortuna se tratase, pero el visualizador experto conoce que aquello que le llega es el resultado de su poder mental. Primero de su capacidad de imaginar, segundo de la de saber concentrarse sobre lo imaginado y por último de la cualidad quizá más importante de todas: cree en sí mismo y confía en la fuerza generadora de su mente. Así espera tranquilo a que las leyes de afinidad acerquen a su vida los objetos y circunstancias que desea. Cuando el visualizador experimentado llega a conocer la fuerza inmensa que se encierra en los símbolos del Tarot, sustituye el paisaje habitual en el que tiende a realizar sus prácticas creativas, por el marco casi omnipotente de estos símbolos y así la creación mental que vive dentro de un arcano del Tarot penetra con fuerza imparable en la mente subconsciente, que como la lámpara de Aladino, puede conceder todos los deseos (siempre que se sepa lo que se quiere y cómo decírselo al genio maravilloso que hace prodigios con el tiempo, el espacio, la materia y la energía). Lo que Ud. pueda querer es algo personal y privado que respeto absolutamente; pero, cómo conseguirlo podrá aprenderlo en este libro. El tercer aspecto es la Curación con el Tarot o la TAROTERAPIA, producto de mi propia experiencia y de mi trabajo. El Tarot CURA, con el Tarot podemos liberarnos tanto de las enfermedades físicas como emocionales. Este libro tiene asimismo el deseo de enseñarle un sistema absolutamente práctico y eficaz con el cual podrá solucionar sus propias inarmonías, así como los problemas de las personas a quienes la vida acerque a su lado.

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